lunes, 11 de mayo de 2009

Andrés Calamaro- La copa rota

Se había convertido en aquello que nunca quiso ser, un bohemio sin fe, triste y malherido. Pasaba los días atormentado, con los nervios destrozados y llorando sin remedio. La duda de los celos le comía por dentro, ¿le había dejado para irse con otro? por mucho que buscara no encontraba la respuesta. Ella se fue sin decirle nada, y lo que es peor, lo había dejado solo, con aquella duda que le afirmaba que aquello que le comía por dentro podía ser cierto. Fue así, como llegó a aquel lugar, una cantina en medio de la nada donde decidió entrar para ahogar sus penas en una copa de vino. Pese a que el se sintiera abandonado, su mejor amigo lo acompañaba noche y día.
Por mucho que llores, por mucho que bebas no vas a remediar tu dolor, al contrario solo conseguirás recordarla más, le decía. Pero él, ciego por el dolor, bebía y bebía. Una noche como un loco atormentado mordió la copa de vino con tanta fuerza que rompió el cristal y se cortó el labio. Al ver el vino derramándose por su boca junto con su sangre se asustó y gritó de tal manera que toda la cantina quedó paralizada ante su grito. Al instante su compañero acudió a ayudarle, “no te preocupes solo quiero que este corte me borre la huella del beso traicionero que ella me dio” le dijo. Dirigiéndose al camarero le pidió que le sirviera otra copa de vino en esa misma copa ya que era la única manera de destrozar esa fiebre de obsesión que sentía, “Quiero sangrar gota a gota el veneno de su amor”.

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