¿Fantasía o realidad?

Parecía estar en otro mundo. Nunca había estado en el carnaval de Sitges pero tenía alguna referencia. Sabía que era conocido por todo el mundo, mis amigos me contaban las anécdotas más divertidas, pero nunca nadie me había explicado de que trataba esa enorme fiesta, por eso he decidido contarlo.
Si me pidieran un sinónimo que resumiera lo que viví, la palabra que utilizaría sería espectáculo, un gran espectáculo que dura una semana y que se aleja completamente de la realidad. Los desfiles se convierten en una exhibición de creatividad a nivel estético pero también artístico. Hay gente que se disfraza en grupo y compiten con otros para ver quien lleva el mejor disfraz. En el ambiente se percibe la riqueza del vestuario, el maquillaje, las plumas, los escenarios teatrales que forman las carrozas…como si de un cuadro de Picasso se tratara. Las carrozas van acompañadas de equipos de sonido que ponen el ritmo caribeño y las canciones de moda al espectáculo.
Cada comparsa lleva una coreografía que da el toque original a la noche. La luz, el color, el ritmo, la fantasía,…le dan un estilo muy propio a este gran festival para los sentidos.
Pero sin duda la parte más burlesca y divertida la trae el personaje del “carnestoltes” y su comparsa. Esta es la parte más tradicional de la fiesta. Su forma de empezar con su “arribo”, la toma posesión del pueblo, sus actuaciones durante toda la semana, y por ultimo su muerte y enterramiento son los elementos más característicos de la fiesta que ofrecen al visitante entretenimiento, sátira y la transgresión del orden establecido.
Y de la tradición pasamos a la más reciente incorporación del carnaval de Sitges, la figura de la reina. Su carroza es la encargada de cerrar los desfiles del domingo y el martes. Junto con su comparsa, representa la belleza, la sensibilidad y el “glamour” del carnaval.
Intentar plasmar este evento en unas líneas es difícil, hay que vivirlo para saberlo. Este texto solo es una aproximación de lo que viví la semana pasada en Sitges.